Nos vamos a Europa

18,02,25 | Europa | 0 comments

El Gran Día: Nuestro Viaje a Europa Comienza

Después de meses de espera, ¡al fin había llegado el gran día! Nos íbamos a Europa. Nos aseguramos de que nuestras maletas estuvieran perfectamente equipadas y de que no se nos olvidara nada importante. Pasaportes, identificaciones, celulares, carteras: todo estaba listo. Con el entusiasmo a tope, pedimos un taxi hacia la central de autobuses (Salamanca). Sabíamos que el viaje sería agotador debido a las escalas y a la diferencia horaria, pero en ese momento solo queríamos que todo comenzara de una vez.

Una hora y media después, llegamos a la estación de Querétaro. Aprovechamos para comer algo y luego nos dirigimos a la sala de espera, donde nos tomamos nuestro tiempo, ya que suelen tardar bastante en verificar que todo esté en orden. Finalmente, estábamos listos para partir hacia la Ciudad de México. Después de mirar alguna película, dormir un poco y ver el paisaje mientras caía el sol, las horas pasaron rápidamente.

Llegamos a la Ciudad de México

Llegamos y ya era de noche. Habían pasado nueve horas de camino y apenas habíamos llegado al aeropuerto, donde todo comenzaría para un viajero local, pero ese no era nuestro caso. Nos aseguramos de cambiar nuestros pesos a euros, identificamos la puerta de embarque y llevamos nuestras maletas para documentar. Nos unimos a la larga fila de personas. Me gusta pensar que todos están viviendo su propia aventura, como la nuestra. Cuánto aprendizaje y charlas puedes tomar de tantas personas: ¿Qué habrán vivido? ¿Hasta dónde habrán ido? ¿Será este su primer viaje? ¿Qué opinan de mi país? Puedo decirles de dónde es mi comida favorita y quizás no se lo esperan. Algunos, como nosotros, apenas iban hacia su destino, mientras que otros, ya cansados, regresaban a su país. En esa fila larga escuché a colombianos, argentinos, compatriotas y muchos angloparlantes.

Documentamos nuestras maletas y entramos. Ahora nos tocaba esperar 3 horas en el aeropuerto hasta que anunciaran en qué puerta saldría nuestro vuelo hacia Colombia, nuestra primera escala. Ya en ese lugar, estando en México, me sorprendió que todas las tiendas tuvieran precios súper altos: productos extranjeros, cafeterías carísimas de estilo vintage, lo típico. Todos ocupaban los puertos de carga, y en una sala de espera, las sillas cercanas a estos puertos son las más valiosas. Normalmente, siempre están ocupadas, así que nos tocó estar parados para asegurarnos de tener batería. Anunciaron nuestro vuelo, era hora de formarse.

Vuelo hacia Bogotá

¡Primer avión! Cada vez estábamos más cerca de nuestro destino. Aquí sí que tenía que dormir. Eran las 12:30 AM y llegaríamos a Bogotá cerca de las 5-6 AM. Me pongo a pensar en lo rápido que es viajar en avión: es más rápido llegar de Ciudad de México a Bogotá que de mi casa al aeropuerto de la Ciudad de México. Necesitaba dormir para aguantar todo el siguiente día, que iba a ser mucho más pesado que este, y así lo hice. No supe ni qué pasó en todo el vuelo.

Llegamos al Aeropuerto El Dorado, y sé que no soy el único que lo pensó: a mi abuelito le encantaba ver Alerta Aeropuerto. Me sorprendió lo bonito y grande que es ese aeropuerto. Lamentablemente, no salimos a conocer Bogotá, nos dijeron que tuviéramos muchísimo cuidado ahí, así que Bogotá me espera en un futuro.

Escala en el Dorado

Iniciaban nuestras… ¡6 horas de escala! Dejamos pasar algunos minutos paseando y conociendo el aeropuerto hasta que nos sentamos a dejar que pasaran las horas. Era inevitable no estar cansados, se veía en nuestra mirada. Estábamos en la sección de comida rápida, así que nos agachamos, cabeza sobre mesa, para tomar pequeñas siestas mientras mirábamos la ciudad desde la lejanía, muy verde y nublada. Cuántas ganas de salir ahí.

Un par de horas después nos dirigimos a la zona de restaurantes para desayunar. Yo no quería empezar a gastar mucho dinero, así que comparaba precios. Les dije a mis acompañantes que me esperaran y al volver ya estaban entablando una muy buena conversación con la mesera, que conocía a Juan Gabriel y con su acento característico nos cayó muy bien (les vendieron un pack de desayuno a 55 dólares). ¡Jajaja! Y para rematar… era pizza recalentada. No me esperaron y se vendieron rápido, pero bueno, todo es por la anécdota. Yo sí me compré un café y pan a buen precio, ya estoy blindado.

Las 6 horas más largas de mi vida. Ya no encontraba qué hacer. Caminé el aeropuerto dos veces de atrás hacia adelante, mirando tiendas, hasta que no me pude aguantar más e hice lo inevitable, compré dos cervezas colombianas, asegurándome de que fueran las más populares. Así era como comenzaba mi propia reto, probar cervezas de cada país y encontrar mis favoritas, Platiqué un poco con los colombianos; hay muchos jóvenes trabajando ahí y son muy buenas personas. La cerveza nos ayudó a pasar el tiempo y, en cuanto anunciaron la puerta de embarque, fuimos los primeros en llegar para acostarnos sobre las sillas. Estaban todas vacías con aire acondicionado. No podía más: ya quería tomar el segundo vuelo hacia Europa y anhelaba mi cama al mismo tiempo. Hasta que, al fin, llegó la hora. Los desperté, ya era hora de volver a formarse. Vuelo Bogotá – Madrid por Iberia.

Escala en el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas

No hay mucho que decir sobre pasar nueve horas sentado en un avión, con el cansancio acumulado pero también con la emoción de estar cada vez más cerca del destino. Nunca había pisado Madrid, así que fue un sentimiento raro: solo era una escala, pero también sería el último destino de nuestro viaje. Teníamos cuatro horas antes del siguiente vuelo y decidimos intentar salir del aeropuerto para dar una vuelta rápida en metro por la ciudad.

Llegamos a las máquinas para comprar los tickets del tren/metro y… no aceptaban billetes grandes. Bueno, no pasa nada, tenemos tarjetas de débito/crédito. Ah, tampoco funcionan. Vale, entonces habrá que cambiar dinero por billetes más pequeños… pero nadie quiso ayudarnos. Subimos y bajamos buscando un BBVA, pero nada. Al final, nos rendimos y aceptamos nuestro destino: no íbamos a salir del aeropuerto. Así que, resignados, optamos por la única solución lógica: cervezas y bocadillos.

Nuestra primera impresión de Madrid fue muy meh. La gente se comportó un poco grosera y, para colmo, ni siquiera logramos salir. (Spoiler: cuando regresé, me encantó la ciudad y la gente). Mientras matábamos el tiempo, nos dio risa ver las noticias en la televisión: en un pueblo, un señor le aventó una piedra al coche de otro y, claro, los toros. Envidio que esas sean sus preocupaciones.

Había muchos niños de África por causas benéficas, una señora que se pasó dos horas hablando sola y nosotros, que ya estábamos medio pedos tomando Mahou, hasta que de repente nos dimos cuenta de que era hora de abordar. Tercer avión,y por fin, rumbo a nuestro primer destino: Niza.

0 Comments

Submit a Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

No Results Found

The page you requested could not be found. Try refining your search, or use the navigation above to locate the post.